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    Usar "cándido" en una oración

    cándido oraciones de ejemplo

    cándido


    1. Quedose perplejo don Cándido, y haciendo al fin un esfuerzo por parecerenojado, contestó:


    2. En ellos cautiva la augusta personilla por cierto aspecto inocente ytravieso, cándido y malicioso que le imprime una gracia superior a todaponderación: para aumentar el encanto parece, además, que existeindudable relación entre su edad y el riente paisaje que le rodea


    3. de la Guía de CAMPSA, con un sol, al igual que el Mesón de Cándido y que el José


    4. Y yo iba pensando en el cándido apostolado de Elena y en su


    5. más que eso, el cándido japonésintentaba ya adquirir en arrendamiento el


    6. Paseaba, pues, don Cándido el día 15 de Marzo del ya citado año de 1681por la


    7. causa que el licenciado don Cándido de Molina y Sotomayor,Alcalde de la justicia de


    8. descubría alguna pérfida hebra dealgodón entre su cándido hilo, un estremecimiento


    9. haber sido personificada por el indio cándido en lafuerza


    10. La sorpresa y el terror dieron a algunos un cándido heroísmo

    11. un dios, peroparece honrado, cándido y benévolo


    12. Cándido; mas no lo era


    13. Cándido, y aunque le disgustó


    14. Cándido y se halló solo con el tremendoPrior


    15. hermosa confianza y el cándido entusiasmo de los dieciséis años;pero también con la


    16. Aponte se retiró con los caballos, pasando por el comedor y el patio endirección de la caballeriza, y don Cándido, volviéndose para su mujer,le dijo:


    17. —¡Rosa! murmuró don Cándido echándole una mirada de reconvención


    18. Cada cual ocupó en ella supuesto respectivo, es decir, doña Rosa con su hijo preferido a un lado,las tres hijas de esa señora al otro, y don Cándido y el mayordomo enlas opuestas cabeceras de la mesa


    19. Dormía ya don Cándido, cuando le despertaron asustados losestallidos del látigo y los lamentos del calesero


    20. En estos momentos sus ojos tropezaron con los de don Cándido y doña Rosaque le miraban de hito en hito, y, cual si volviera en su acuerdo,agregó en diferente tono:

    21. —Eso es, dijo don Cándido en tono de aprobación


    22. No crujieron los goznes; pero ya don Cándido había oído los pasos en elzaguán, y arrimado a la reja tronaba:


    23. El últimonombrado, don Cándido Valdés, criollo, se había educado en el Seminariode San Carlos, de La Habana


    24. Se sonrieron el Cura y don Cándido, y éste dijo:


    25. —¿No crees, Rosa, (dijo don Cándido a la suya al paño, concordandomentalmente con la oportuna observación de aquellas dos mujeres), cadavez más acertada la idea de casar cuanto antes a Leonardo con Isabel?


    26. Llegado había inopinadamente el momento de poner en planta el planideado por don Cándido antes de su marcha al campo


    27. Estaba entretanto pensando, señor don Cándido, suponga Vd


    28. cándido lino, quedescendían en artísticos pliegues y dejaban adivinar la armoniosacorrección del


    29. hay algo de magia diabólica en este prestigio de que serodea y con el cual emboba a este cándido


    30. María Carlota era alta, morena, muy mona, alegre, sonriente y andaba siempre de punta en blanco, andaba siempre impecable, en la oficina era muy difícil encontrarla porque iba a diario a la peluquería y eso, claro es, le robaba mucho tiempo, el mudo Alejo cubría con muy cumplida eficacia todas sus ausencias, Alejo era listo como un rayo y además ponía buena voluntad, María Carlota le regalaba una cajetilla de celtas todas las semanas, a Alejo le duraba dos días y después fumaba lo que le diesen, la gente suele regalar tabaco con largueza, pitillos y hasta puros, eso es algo que se agradece mucho, es una costumbre que da pena que esté desapareciendo, es probable que Alejo también fumase colillas, pero eso no importa y tampoco hay por qué traerlo aquí, nunca hay razón para humillar a nadie, María Carlota tenía un novio de toda la vida, Esteban Rosende, delineante del arquitecto don Eduardo, el tío del jugador de chapó Cándido Julián, que había estado en la Legión, bailaba el tango y navegaba en piragua como pocos, si sigo por ahí me meto en otra historia y esto es peligroso porque después no hay modo de salir, María Carlota y Esteban Rosende acabaron riñendo, la verdad es que nunca supe la causa, y entonces ella empezó a salir con amigas y a rodar por la cuesta abajo, no tuvo suerte con los hombres, en eso influye mucho la casualidad, Cándido Julián se sabía el Martín Fierro casi entero, donde no hay casualidad suele estar la Providencia, vo esto no me lo acabo de creer del todo, la casualidad es como un jilguero metido en una jaula, que a lo mejor canta y a lo mejor se muere, la muerte de los pájaros es siempre caprichosa, y pudiera ser que no brotase sino en los espíritus que aciertan a buscarla, María Carlota no tuvo suerte con los hombres y también acabó bailando al son de la música de jazz de los derrumbamientos

    31. Esto dificultaba su trato con la gente, pero no consiguió aislarlo, porque a los cinco minutos de conocerlo saltaba a la vista que, a pesar de su actitud atrabiliaria, era generoso, cándido y tenía una gran capacidad de ternura, que él procuraba inútilmente disimular, porque lo avergonzaba


    32. Sin prisa pero sin pausa dirigió sus pasos al Mesón de Cándido, que tenía bien ganada fama de bueno y sin embargo no era excesivamente oneroso, ya que los precios que regían en la capital nada tenían que ver con los comunes de las provincias


    33. —Es prenda indispensable para viajar por África —respondió el príncipe con gravedad; y sacando el brillo a la visera con el revés de la manga, informó a su cándido compañero tocante a la importancia del quepis en nuestras relaciones con los árabes: el terror que esta insignia militar tiene por sí sola el privilegio de inspirarles es tan grande, que la administración civil se ha visto obligada a imponer el quepis a todos los empleados, desde el peón caminero hasta el registrador


    34. —Sí, pero mire, Cándido dice «casi siempre», no siempre


    35. -Es muy posible que el Gobierno tenga la alevosa intención de indultar a Vinuesa y aun darle una mitra -dijo con gravedad un individuo de aspecto decente, furibundo patriota cándido que tenía dos tiendas y un buen nombre que no hace al caso-; yo creo cuanto ha dicho el amigo Regato, porque el Gobierno es en la superficie liberal y en el fondo absolutista


    36. Y la tercera flor era un jacinto erguido en su tallo y solo en ab­soluto, no el de los jardines, sino el jacinto padre de los lirios, el que tiene un blanco puro, el delicado, el oloroso, el frágil, el cándido jacinto que decía al cisne cuando salía del agua: "¡Soy más blanco que tú!"


    37. Vagando en acecho de la Ignacia, Santiuste vio al Coronel del Príncipe, don Cándido Pieltaín, [131] en la entrada de una tienda, con el brazo derecho en cabestrillo, fumando, en conversación con dos o tres oficiales


    38. Era tranquilo, observador, moderado, cándido; nunca desapareceria por espíritu egoísta creyendo hacerlo por sentimientos poderosos, y con una sensibilidad para todo lo que era amable o encantador y una valoración de todo lo estimable en la vida doméstica, que los caracteres falsamente entusiastas o de agitaciones violentas rara vez poseen


    39. El cuerpo de fiscales es una estructura jerárquica y supuestamente independiente, controlada por el fiscal general del Estado, cargo que ocupa en la actualidad el jurista Cándido Conde Pumpido, magistrado del Tribunal Supremo


    40. Este excelente hombre, viendo sus angustias, halló una manera delicada de suministrarle la cantidad necesaria para librarse de Cándido Samaniego, que le perseguía con saña inquisidora

    41. –Sí, pero mire, Cándido dice «casi siempre», no siempre


    42. Los cristianos, por temor a los paganos, depositaron por el momento su cuerpo en las proximidades del lugar de ejecución y por la noche, en medio de una solemne procesión y con antorchas, lo enterraron en la heredad de Macrobio Cándido, en la vía Mappaliense, junto a las Piscinas (un depósito de aguas)


    43. El tono era cándido y a la vez cauteloso


    44. Lo que más llamaba la atención era su tez sonrosada de niño, su rostro cándido bajo el cabello blanco


    45. Un educador que hoy predicase ante todo veracidad y que exhortase constantemente a sus discípulos de este modo: «¡Sed verdaderos!, ¡sed naturales!, mostraos tal cual sois!» – incluso semejante asno virtuoso y cándido aprendería en poco tiempo a recurrir a aquella furca [horcón] de Horacio, para naturam expellere [expulsar la naturaleza]: ¿con qué resultado? La «plebe» usque recurret [vuelve siempre]


    46. -No seas cándido, Hans


    47. Pero muchos tripulantes del Leopard habían navegado con el doctor Maturin o conocían sus costumbres por los relatos de sus amigos y le consideraban un hombre de gran valía, pero no le juzgaban por lo que hacía fuera de la enfermería o la bañera, pues ignoraba por completo todo lo relacionado con la mar (ni siquiera sabía distinguir babor de estribor ni lo que estaba bien de lo que estaba mal) y casi se le podía calificar de cándido


    48. Era un hombre inteligente, cándido, y tenía conocimientos de náutica


    49. Stephen congeniaba con el joven, que era abierto, amigable y cándido, y un día, sentados ahí arriba, le dijo:


    50. Deposita las cartas sobre el cándido pliegue de las sábanas, a su derecha, se quita las gafas
























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    cándido in English

    cannabis hemp

    Sinónimos para "cándido"

    lienzo tejido