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    insulso


    1. presentaba enella, me parecía más zafio y más insulso que los


    2. Sin embargo, el obvio doble filo de las frases de Fernandito le lleva a sospechar de nuevo: ¿cómo se produce el tránsito de la inverosimilitud a la verosimilitud? Resulta inverosímil para Antonio que un hombre de la edad de Juan —por quien tantos años ha sentido admiración y respeto, y a quien debe una parte importante de su educación, y que desde la muerte de Matilda parece tan ensimismado— vaya a entregarse ahora a un coqueteo insulso con su nuera: es una ocurrencia ofensiva, y el serlo, añade inverosimilitud a la inverosimilitud: Antonio está muy lejos de cualquier intención censoria de Juan


    3. Cuando irrumpió en su vida, tan abruptamente en el bar de la Facultad de Filosofía de la Complutense, Matilda, tan insigne, tan sin número, tan activamente enamorándole que daba casi hasta vergüenza ajena, desde entonces nunca Juan Campos se ha sentido tan convulso como ahora, nunca había sido amado: había tonteado con las chicas, y las chicas con él: aquella bobería de las semiatracciones, los semirrechazos, medioamores, tan insulso todo, tan insustancial, tan frío: cuando apareció Matilda y se coló en su vida, como dicen que se cuela un virus, la convulsión resultaba insoportable: fue insoportable desear ser deseado por Matilda Turpin, sentirse desnudado, ereccionado como un chaval de dieciséis que se corre solo y no echa luego a lavar el calzoncillo


    4. Comparada con nuestra ficción del pasado, nuestra ficción del futuro es un relato apenas esbozado e insulso, como suelen ser las visiones del paraíso


    5. Muy mal sabían a Fernando y a su dama esta reglamentación de colegio y este régimen de insulso noviazgo, aplicado a una pasión tan flamígera; pero lo soportaban en espera de los arranques de su albedrío, planeando también algo, que muy calladito tenían, y desquitándose por el pronto con el carteo constante y clandestino de que era mediador el cuitado Lopresti


    6. Matthew señaló hacia nuestro objetivo —un edificio insulso de planta baja— y buscó en su bolsillo una tarjeta de identidad de plástico


    7. Amory se contentaba con observar la comedia, admirado del tacto de Kerry, capaz de transformar el incidente más insulso en una aventura de grandes proporciones


    8. ¿Qué encontramos en cambio en los vanos dioses del cristianismo? ¿Qué os ofrece, pregunto, esa imbécil religión?[27] El insulso impostor de Nazaret[28] ¿provoca en vosotros el nacimiento de alguna gran idea? Su sucia y repugnante madre, la impúdica María, ¿os inspira algunas virtudes? ¿Y encontráis en los santos con que han adornado su Elíseo algún modelo de grandeza, o de heroísmo, o de virtudes? Es tan cierto que esa estúpida religión no presta nada a las grandes ideas, que ningún artista puede emplear sus atributos en los monumentos que alza; en Roma mismo, la mayoría de los adornos y ornamentos del palacio de los papas tiene sus modelos en el paganismo, y, mientras el mundo subsista, sólo él encenderá el verbo de los grandes hombres


    9. Yo era un loco, y ahora me parece que soy muy insulso y necio


    10. Mi voz ronca resonó en las habitaciones vacías hasta que un insulso silencio consumió el ruido

    11. Su relación con Ramón era tediosa, sus amigos eran convencionales, su trabajo insulso y su gallinita Belinda una petarda insoportable


    12. Lo que sigue es un poco más vulgar e insulso


    13. Una mezcla de decepción y codicia apareció en el rostro insulso de Peter


    14. Ambos estaban muy apenados por lo que le había ocurrido al señor Warren, su colega, un hombre de gran valía pero insulso, y les parecía evidente que a consecuencia de su enfermedad aumentaría el poder del almirante Sievewright


    15. Siguió un domingo insulso, interminable, de ésos que uno prefiere olvidar


    16. »6 En efecto, comparado con el accidentado paisaje griego, salpicado de ciudades, el insulso terreno aluvial de Mesopotamia podía parecer un poco decadente


    17. Sin embargo, el obvio doble filo de las frases de Fernandito le lleva a sospechar de nuevo: ¿cómo se produce el tránsito de la inverosimilitud a la verosimilitud? Resulta inverosímil para Antonio que un hombre de la edad de Juan -por quien tantos años ha sentido admiración y respeto, y a quien debe una parte importante de su educación, y que desde la muerte de Matilda parece tan ensimismado- vaya a entregarse ahora a un coqueteo insulso con su nuera: es una ocurrencia ofensiva, y el serlo, añade inverosimilitud a la inverosimilitud: Antonio está muy lejos de cualquier intención censoria de Juan


    18. Colgaduras de liberty y viejas telas alemanas del siglo XVIII la preservaban del olor que exhalaba el resto del edificio, grosero, insulso y corruptible como el del pan moreno


    19. A veces atormentábale con preguntas y largas charlatanerías sobre cualquier insulso tema


    20. Desdicha grande fue la de nacer en la católica España a lo largo de siglos de persecución implacable! Ojalá nuestras madres nos hubieran cagado a mil leguas de ella, en tierras otomanas o de negros bozales! Allí hubiéramos crecido libres y lozanos, sin que nadie se metiera en nuestras vidas ni nos aterrorizara con castigos y amenazas! Cuántas veces vimos desfilar enjauladas a nuestras hermanas camino del quemadero! Cualquier gesto o descuido podían delatarnos y conducirnos a las mazmorras del Santo Oficio, debíamos obrar con sigilo, temblábamos de gozo y terror entre las piernas de quienes ofrecían lo suyo a la voracidad enloquecida de nuestros labios, quizás alguien nos había espiado e iría a denunciarnos, qué desgracia nos acechaba tras los breves instantes de fervor y de dicha? Nos sabíamos condenadas y la certeza de nuestra fugacidad nos empujaba a afrontar temerariamente el peligro, el Archimandrita en el que reencarnó Fray Bugeo nos protegió a la sombra de su convento, aquí no encontraréis mujeres sino hombres que huyen de ellas, componen fratrías y visten faldas, los que no corren tras las mozas de la cantina ni solicitan a las devotas en el confesionario se encargarán de vosotras y aliviarán vuestras ansias, éste es el único puerto seguro en nuestros tiempos de iniquidad y miseria, disfrazaos de monaguillos o monjes, vivid entre falsos castrati, fingid gran devoción a Nuestra Señora y afinad el canto en la iglesia, no puedo ofreceros más, extremad la prudencia, cien mil ojos y oídos fiscalizan nuestros actos, registran dichos y movimientos, graban el menor suspiro, ni el KGB ni la CIA han inventado nada, el Gran Inquisidor de estos reinos vela por su quietud y de todo tiene constancia, no confiéis en ningún amante ni amigo, sometidos a tormento podrían traicionaros, acampamos en un universo de fieras, quien no devora acaba por ser devorado a fuerza de envilecernos asumíamos el reto, invocábamos al demonio y sus obras de carne, celebrábamos aquelarres y coyundas bestiales, nos hacíamos encular junto a los altares por los matones más brutos del hampa, escupíamos su espesa lechada en los cálices, la consagrábamos y consumíamos con la misma unción de los Divinos Misterios las obleas eran nuestros preservativos! el odio y aversión del vulgo a las de nuestra especie nos servía de estímulo, instigaba a trastocar sus sacrosantos principios, convertía la abyección en delicia exaltada sangre, esperma, mierda, esputos, meadas, cubrían las ricas alfombras de la iglesia ante la mirada vacía de sus Vírgenes y santos de palo inventábamos ritos y ceremonias bárbaros, coronábamos con flores a los sementales más alanceadores, los proclamábamos Vicarios de Cristo en la Tierra, exprimíamos hasta la última gota del sagrado licor de sus vergas en noches inolvidables que evocábamos con místico rapto mientras prendían fuego a las piras y nos reducían a materia de hoguera entonces bendecíamos la crudeza del destino y la gloria de nuestra audacia, nadie nos puede arrebatar una furia y ardor que se renuevan en el decurso de los siglos, muertas hoy y renacidas mañana, sujetas a la gravitación de una absorbente vorágine, éramos, somos, las Santas Mariconas del Señor listas para todos los desafíos y asechanzas, las devotas del Niño de las Bolas y su Vara de Nardo, hemos sufrido mil muertes y no nos amedrantan los zarpazos del monstruo de las dos sílabas, descendíamos a las simas del Pozo de la Mina y nos dejábamos azotar por verdugos encapuchados, eran inquisidores?, gerifaltes nazis? Incubos revestidos de la parafernalia de las sex-shops neoyorquinas?, los zurriagazos restallaban en nuestras espaldas, nos revolcábamos con beatitud inmunda en los charcos de orina, allí no cabían sonrisas ni humor, sólo gravedad litúrgica, preceptiva de enardecida pasión, misterios de gozo y dolor, crudo afán de martirio, usted mismo nos vio, con cautela o cobardía de mirón, en la época de sus cursos en la universidad vecina, trabados en piña en el cerco de premuras y ahíncos, hasta el día en que topó con un denso e inquietante silencio y de escalera en escalera, túnel en túnel, aposento en aposento, asistió al espectáculo de la gehena, no ya de los mares de luz oscuridad fuego agua nieve y hielo, sino el de cadáveres y cadáveres maniatados, con grillos en los pies y collarines claveteados en el cuello, sujetos entre sí con cadenas, colgados de garfios de carnicero, inmovilizados para siempre en sus éxtasis por el índice conminatorio del pajarraco, debemos recordárselo? usted nos dejó allí, en aquel despiadado abismo, pero nosotras transmigramos y reaparecimos en el círculo de amigas del Archimandrita, de su odiado e inseparable pére de Trennes fuimos las gasolinas de mayo del 68 y desfilamos por los bulevares con nuestros perifollos del Folies Bergére y cabelleras llameantes, abrazamos con efusión todas las causas extremas y radicales, seguimos a Genet y sus Panteras Negras de Chicago o Seattle, coreamos con kurdos, beréberes y canacos consignas revolucionarias e independentistas, rechazamos las tentativas de normalización de nuestro movimiento y su inserción insidiosa en guetos, abjuramos solemnemente de cualquier principio o regla de respetabilidad nauseabunda somos, escúchenos bien, las Santas Mariconas, Hermanas del Perpetuo Socorro, Hijas de la Mala Leche y de Todas las Sangres Mezcladas y lo seremos hasta el fin de los tiempos mientras perdure la llamada especie humana o, mejor dicho, inhumana, ¿no cree? ya sé qué pregunta quiere hacerme, a mí, el fámulo importado de las remotas islas, sobre mi insulso traje de oblato, la adivino en el temblor impaciente de sus labios y la malicia abrigada en sus pupilas, y le responderé antes de que nos despidamos y le dejemos a solas con su asendereado libro por provocación, mi querido San Juan de Barbes! para dar una última vuelta al rizo y cumplir con el papel de garbanzo blanco en mi universo de garbanzos negrísimos!, voy con mi compañera al baile de máscaras animado por la Orquesta Nacional de su barrio, allí arderemos todas las gasolinas y corearemos nuestra consigna, derriére notre cul, la plage, y acabada la fiesta y con la aprobación expresa del bendito arzobispo de Viena y del cardenal romano que, según Millenari, hizo voto perpetuo de homosexualidad, celebraremos una clamorosa sentada frente a la Prelatura Apostólica con nuestros abanicos, penachos, plumas, lentejuelas, collares, minifaldas, tetas de goma, pichas gigantes, para exigir la canonización inmediata de Monseñor en razón de su vida y escritos cuajados de testimonios de santidad irrefutable si quiere acompañarnos, le reservaremos un billete de avión!

    21. —Por supuesto que sí —reconoció insulso el heredero


    22. Recordaba haber contado los minutos, uno, tres, luego seis, incapaz de creer que todos los buenos años y buenos momentos (por no mencionar los pocos malos) habían terminado de aquel modo insulso y monótono


    23. A bordo se halla el clan familiar de Yevgueni, y Oliver los saluda en bloque, con abrazos a los más próximos y gestos a los más alejados, y en el caso de Zoya -que es la más alejada de todos, sentada con Paul en un rincón de la cola, mientras su marido y Shalva ocupan los asientos delanteros- con un insulso gesto de relativa familiaridad dando a entender que bueno, sí, ahora que lo piensa, cómo no, claro que la reconoce


    24. Correr con el deslizador no era el insulso juego que había sido sobre el agua; aquí el terreno desigual lo obligaba a corcovear y a ladearse en cada bajada y subida si no se concentraba constantemente en los controles


    25. Normalmente, Groniger era un hombre muy serio, e incluso había llegado a resultarle insulso, pero ahora casi parecía un bufón


    26. La cena consistió en un insulso pescado gratinado


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    insulso in English