1.
LAS ABEJAS ANUNCIAN LA LLEGADA DE LA LANGOSTA
2.
La miel la producen las abejas, son por tanto las abejas el
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calefacción, que hacen sentirse a las abejas como en casa
4.
Formas á cual más caprichosas, combinaciones depiedras y y perlas imitando insectos de azulado lomo y élitrostransparentes; el zafiro, la esmeralda, el rubí, la turquesa, elbrillante, se asociaban para crear libélulas, mariposas,avispas, abejas, escarabajos, serpientes, lagartos, peces, flores,racimos, etc
5.
Las abejas y lasavispas zumban y animan el patio durante el
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Las abejas y los
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de cañas y de abejas, de lascuales hay varias especies en los
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demanteca, un puchero con miel de abejas y dos cuartos de canela; todo locual coloca sobre el poyo y
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endulza el veneno, y de donde salen las abejas y loszánganos de punzantes aguijones, o sea un
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—Alláabajo la gente entra, como las abejas en el
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LO QUE DICEN LAS ABEJAS
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de lascolmenas y deteniéndose en cada una, las abejas fueron
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Aquellas abejas o avispas del diablo, volaban en torno de laluna, y
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las abejas, que á menudo vienen á decirles un secreto al oído
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El Amo de la Noche -Las abejas trajeron este mensaje hoy -dijo Fesz con el entrecejo fruncido en un gesto pensativo-
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Las abejas se cernían sobre algunas de las plantas, y un cardenal se posó en la baranda de la galería a menos de seis metros de distancia
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El día 2 de julio, Visitación de la Virgen María a Santa Isabel, del corriente año, o sea veinte o veintidós fechas más tarde de que el viajero subiera hasta Casasana, don Noé Manzanares Valero publicó en el semanario Flores y Abejas, decano de la prensa provincial, un anuncio en recuadro en el que advierte a todos: «1º Mis órganos genitales (obsérvese que los anuncios en primera persona rezuman un noble y autoritario y conminador aire de bando) no han sufrido nunca ningún accidente
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Los chicos se le acercaron como las abejas a un tarro de miel y procedieron a cautivarlo saqueándole primero los bolsillos, tirándole la barba y estudiando su reloj con audacia infantil
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Estás presa como en una colmena de revoloteantes abejas obreras
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¿o es polen de abejas? Ya sabe, eso que contiene vitaminas
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o por el polen de abejas
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La miel que almacenan en las celdillas se diferencia poco de las de las abejas y tienen un sabor agradable, pero sin perfume
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Miel La miel, néctar de Afrodita, dorado tesoro de la tierra, resultado del alma de las flores y el trabajo de las abejas, ha servido para endulzar la vida mucho antes del descubrimiento del azúcar
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Le aseguró a Colomba que detrás de las hormigas inevitablemente aparecían abejas y mosquitos, pero nada debía temer, para eso contaban con el líquido repelente
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En cambio, se le oía romper ramas y arrancar hojas, mientras que las abejas huían zumbando
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-¿Y es parecida a la de las abejas?
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-¿Sabe, señor, que es una cosa maravillosa? Yo no sabía que hubiese árboles que hiciesen el oficio de las abejas
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Al atardecer llegó una nube de minúsculas abejas, las insufribles mopani, y a pesar del humo invadieron el campamento y los cubrieron hasta los párpados
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A veces resultaban algo aburridos, pero ambos eran guapos, bastante prósperos y estaban impregnados por dentro y por fuera con el aroma de la cera de abejas y de las esencias
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Las dos mozas se habían casado con los fabricantes de velas, sumando a su olor natural de canela, clavo de olor, vainilla y limón el aroma delicioso de la cera de abejas
31.
Lo había descubierto el año anterior y había procedido con una herramienta a hacer en él un agujero por el que introducir su enguantada mano a fin de extraer, de vez en cuando, su dorado y dulce tesoro; cumplida su tarea, cubría con una corteza de abedul, a la que había dado la forma adecuada, el avispero y ¡hasta la próxima! Las abejas zumbaban laboriosas a su alrededor yendo y viniendo, atareadas en sus continuos y dulces afanes
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Su mente voló hacia su amiga y pensó que, si bien estaba despojando a las abejas del fruto de sus desvelos, ellas también se lo habían hurtado a las florecillas del campo y que, al fin y a la postre, «quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón»
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Su pillería tenía un buen fin, idea sin duda no compartida por las abejas que zumbaban por todos lados como auténticos basiliscos, intuyendo el expolio
34.
En verano era un paraíso de árboles preñados de dulces frutos, fragancia de flo-res, trinar de pájaros alborotados y rumor de abejas diligentes, pero en invierno parecía una vieja dama rezongona bajo la llovizna invernal y los cielos encapotados
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—En primer lugar meter una porción en una de las pequeñas ollas de barro y sellarla con cera de abejas y lacre
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Ponle un enjambre de abejas en los oídos
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Las abejas aman la verdad y destruirán las mentiras del engañador
38.
«Ponme un enjambre de abejas en los oídos
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El bosque bullía con el afán de las abejas, el vuelo de las avispas y el frenesí de las moscas y los tábanos, que iban de aquí
40.
A lo lejos oía las palomas del pueblo, incluso las abejas en sus colmenas
41.
En el tronco de este árbol las abejas han hecho una colmena; son abejas pequeñas, negras y furiosas
42.
El tronco está renegrido por el humo de las fogatas que durante años ha encendido la gente para robarles la miel a las abejas; sin embargo, las abejas continúan allí, recolectando néctar quién sabe de dónde en este paisaje seco y gris
43.
Y Schehrazada dió las gracias con una sonrisa, y dijo: "En ese caso, contaré la Historia del pastel hilado con miel de abejas y de la esposa calamitosa del zapatero remendón"
44.
-Pues la dulce Yohar, cuyo corazón de miel labraron las abejas del cielo, está buena y sana, en lugar seguro
45.
«Los que han labrado esta colmena -se dijo- son las abejas de la paz, del bienestar humano»
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París complejo, París integral y babilónico, tuvo siempre en su seno ejemplares de estas abejas industriosas, fabricantes de la miel doméstica y de las virtudes silentes, opacas, que rehúyen el cartel y hasta los menores ruidos de la fama
47.
Es como estar encerrada en un armario con un enjambre de abejas
48.
Von Frisch entrenó abejas para dirigirse a platos situados en un cierto lugar para tomar su alimento, y observó que estos buscadores de alimentos pronto señalaban a otras abejas en su colmena donde se hallaba localizado el alimento
49.
A partir de sus experiencias, Von Frisch dedujo que las abejas podían distinguir ciertos colores, incluso el ultravioleta, pero no el rojo, y que se comunicaban con otras mediante una danza sobre las colmenas, que la naturaleza y el vigor de la danza indicaban la dirección y distancia del plato con el alimento a la colmena, e incluso lo abundante o escasa que era la cantidad del alimento, y que las abejas eran, capaces de conocer la dirección por la polarización de la luz en el cielo
50.
Los fascinantes descubrimientos de Von Frisch acerca del lenguaje de las abejas abrió todo un nuevo campo al estudio del comportamiento animal
51.
Cerca del mediodía los gorriones se amontonaban en las copas de los árboles buscando sombra y las abejas se desmayaban sobre las rosas
52.
Con delicadeza sopló la abeja de sus dedos, se puso de pie y se sacó las abejas de la chaqueta, se quitó el sombrero y, con suaves soplidos, las hizo volar del ala
53.
huyeron las abejas como bólidos
54.
Pero por qué las personas se conocen y se casan… eso es como lo de las flores y las abejas
55.
Se ve a sí mismo cogido de la mano de su padre y caminando a su lado, y mientras oye el tráfico que pasa por la estructura de acero debajo de él, recuerda haberle dicho a su padre que el ruido sonaba como el zumbido de un enorme enjambre de abejas
56.
Al lado de esta especie de cabaña se hallaba el tocón de un álamo, del que sobresalía el extremo de un panal, rodeado de un enjambre de abejas
57.
cual bandada de abejas que en las flores
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Es como las abejas: escapan de la colmena cuando muere una persona
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El aire estaba lleno de los olores de la lavanda, la cera de abejas y los membrillos maduros
60.
Uno de los literalmente innumerables ejemplos es la función que desempeñan las lombrices de tierra en la regeneración del suelo y el mantenimiento de su textura (sin ir más lejos, una de las razones por las que los niveles de oxígeno descendieron en el interior del recinto de Biosfera 2 hasta alcanzar niveles nocivos para sus habitantes humanos y dejar paralítico a un colega mío, fue la ausencia de lombrices de tierra adecuadas, ya que eso contribuyó a alterar el intercambio de gases entre la atmósfera y el suelo); otro es que las bacterias del suelo retienen el nitrógeno de los nutrientes esencial para los cultivos, en los cuales, de lo contrario, habría que gastar dinero para aportarlos en forma de fertilizantes; otro más es el de las abejas y otros insectos polinizadores (que polinizan de forma gratuita nuestros cultivos, mientras que nos resultaría muy caro polinizar cada flor a mano); otro más, las aves y los mamíferos, que dispersan los frutos silvestres (los silvicultores todavía no han averiguado, por ejemplo, cómo cultivar a partir de semillas las especies de árboles comerciales más importantes de las islas Salomón, cuyas semillas dispersan de forma natural los murciélagos frugívoros, que los cazadores están empezando a perseguir); otro, la desaparición de las ballenas, los tiburones, los osos, los lobos y otros depre dadores de la cima de la cadena trófica en tierras y mares, lo cual altera la totalidad de la cadena trófica en los escalones que quedan por debajo de ellos; y, por último, los animales y plantas salvajes que descomponen los residuos y reciclan nutrientes, que en última instancia nos permiten disponer de agua y aire limpios
61.
De acuerdo con el habitual patrón humano, los hombres aché estaban especializados en cazar grandes mamíferos, tales como pecaríes y ciervos, y también recolectaban grandes cantidades de miel procedentes de nidos de abejas
62.
Todos los científicos y las abejas obreras… todos íbamos en aquel avión
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¡Sal afuera, a las rosas y a las abejas y a las bandadas de palomas! Y, sobre todo, a los pájaros cantores: ¡para que de ellos aprendas a cantar!
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A su paso, montones de trabajadoras abejas se levantaban, zumbando
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Excepto, quizá, George Powhatan, que vivía en la seguridad que le proporcionaba la cima de la montaña de Sugarloaf, atendiendo a sus abejas y cerveza mientras el resto del mundo ardía
66.
Y abejas, también
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Conmovidos y preocupados, los oficiales que habían confiado en Janlo solicitaban órdenes, y los hombres debajo de la galería zumbaban como un enjambre de abejas
68.
Alzó las manos a modo de invitación, y los demás se pusieron a murmurar con ella; parecían abejas beodas
69.
Puedo imaginarme que lo que oía era la vibración producida por los hombres, que bajo el suelo excavaban en busca de plata, pero arriba, en el exterior definitivamente podía oír el zumbido de enjambres y nubes de abejas entre las incontables flores
70.
Y, mientras los hombres excavaban para desenterrar la plata, sus mujeres e hijos trabajaban en la recolección y elaboración de la miel dorada que producían esas abejas
71.
Miro a mi alrededor ¿y a quién busco? Siempre a ella, la busco enamorado desde hace quinientos millones de años y veo en la playa a una bañista holandesa a la que un bañero con cadenita de oro muestra para asustarla el enjambre de abejas en el cielo, y la reconozco, es ella, la reconozco por el modo inconfundible de alzar el hombro basta tocarse casi una mejilla, estoy casi seguro, hasta diría absolutamente seguro si no fuera por cierta semejanza que encuentro también en la hija del guardián del observatorio astronómico, y en la fotografía de la actriz caracterizada de Cleopatra tal como era realmente, por aquello de la verdadera Cleopatra que según dicen continúa en cada representación de Cleopatra, o en la reina de las abejas que vuela a la cabeza del enjambre por el impulso inflexible con que avanza, o era la mujer de papel recortado y pegado en el parabrisas de plástico del triciclo de los helados, con un traje de baño igual al de la bañista en la playa que ahora escucha por una radio de transistores una voz de mujer que canta, la misma voz que escucha por su radio el camionero de la enciclopedia, y también la misma que ahora estoy seguro de haber escuchado durante quinientos millones de años, es segurarnente la que escucho cantar y de la que busco una imagen y no veo más que gaviotas planeando sobre la superficie del mar donde aflora el centelleo de un cardumen de anchoas y por un momento estoy convencido de reconocerla en una gaviota y un momento después dudo de que en cambio sea una anchoa, pero podría ser igualmente una reina cualquiera o una esclava nombrada por Heródoto o solamente aludida en las páginas del volumen que ha puesto para señalar su asiento el lector que ha salido al pasillo del tren para trabar conversación con las turistas holandesas, o cualquiera de las turistas holandesas, de cada una de ellas puedo decirme enamorado y al mismo tiempo estoy seguro de estar siempre enamorado solamente de ella
72.
Los pretendientes de Lysa se estaban arremolinando en torno a ellos como abejas junto a una flor
73.
Y luego tiempo después un día se me metió un grillo en cada oreja, o mejor, un enjambre de abejas
74.
Su herma-no, ese niño que una vez supo llorar la muerte de las abejas
75.
–gracias, se lo diré a las abejas
76.
Cuando las mujeres alzaron la cabeza, esquivó un par de excitadas abejas y les dedicó una reverencia compungida por su involuntaria intromisión
77.
Delante de las puertas cerradas colgaban unas cortinas rojo mate, de tal forma que las voces de los clientes de la habitación de al lado llegaban sólo como el suave zumbido de un enjambre de abejas
78.
Durante todo el verano, las abejas zumbaron en sus enjambres entre el brezo y los conejillos salieron a retozar fuera de sus madrigueras
79.
Pues bien, en 1980 un grupo de científicos del Instituto Canadiense de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, estudiando los efectos secundarios que producían fuertes emisiones de microondas, determinaron la existencia de un «fenómeno auditivo» virtualmente idéntico a los «zumbidos de abejas» registrados en Fátima, y que se produce sólo en emisiones de entre 200 y 300 megahercios
80.
Únicamente los días festivos, con las calles y plazas de la ciudad abarrotadas de peregrinos y mendigos, de enfermos y viciosos a modo de piadoso e impío enjambre de abejas, las noches se prolongaban hasta bien entrada la madrugada
81.
Aparte del zumbido de los abejorros en los rosales y de las abejas en los tilos, nada hacía pensar en la más mínima actividad
82.
–¿Significa esto que una nueva generación se trasladará a otra comunidad, como los pájaros y las abejas? – dije
83.
En cierto sentido, Walden Dos está predeterminado, pero no de forma similar a la de las abejas en una colmena
84.
Al fin llegó a un punto donde creyó percibir un rumor sordo, que pudiera compararse al zumbido lejano de un enjambre de abejas, cuando, en las tardes del otoño, revolotean en derredor de las últimas flores
85.
Se acercaron unas pequeñas abejas y empezaron a libar con afán la mermelada de fresa vertida por un cliente anterior
86.
Como si hubiesen percibido algo, las abejas alzaron el vuelo al unísono y estuvieron revoloteando unos instantes entre ceremoniosos zumbidos, aunque pronto se posaran de nuevo sobre la mesa
87.
Sé que en las vacaciones se entusiasman con sus proyectos y sus juegos, siguiendo a las abejas hasta las colmenas, jugando a la pelota, pateando latas y cosas por el estilo
88.
sin compartir el destino de las abejas?
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Como comprenderá usted, señor Haze, nuestra escuela no cree en abejas, repollos ni cigüeñas, pero sí cree firmemente que debe preparar a sus estudiantes para que integren parejas mutuamente satisfactorias y críen con éxito a sus hijos
90.
y las abejas hicieron miel en la cabeza del león
91.
Una de las grotescas abejas blancas voló torpemente hacia la cara de Jake, que se echó atrás con expresión de repugnancia
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Cuando advirtieron que Azacachia había resistido el golpe, los otros atacantes se abalanzaron como un enjambre de abejas
93.
Se dio cuenta de que la mano que había levantado hacia él estaba brillando suavemente, como una luciérnaga, y su voz, un coro de abejas y grillos, dijo:
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enfrentado a un enjambre de abejas, con la prensa invadiendo su despacho al menor descuido y los
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Zumbaba y rebosaba con la energía de un millón de abejas y un millar de colibríes que habían llegado atraídos hasta ese lugar desde todos los mares del Sur por las cataratas de olor narcótico que emitía
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El interludio tranquilo en mi porche delantero observando a las abejas en el peral pareció una semana atrás, en lugar de horas