Use "cura" in a sentence
cura example sentences
cura
1. Todo es mediante el sencillo proceso de aceptar, reconocer, declarar, pedir perdón, pasar todo el proceso de cura y finalmente testimoniar el milagro de la liberación
2. Dormía descuidada,tranquila, segura de sí misma, y tan ajena de la pasión del cura como dela perfidia de su madre
3. Entonces, hendiendo el aire pausada y dulcemente, llegó hasta los oídosdel cura el tembloroso tañer de una campana, cuyas voces debilitaba ladistancia, confundiendo con sus propios sonidos las huecas repeticionesde los ecos
4. Cásase después con el duque de laRosa, noble francés; cae enferma, y promete, si se cura, hacer unaperegrinación á Santiago de Compostela
5. Donde siguen los disparates que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena incluida la desempolvada que le hizo a sus mejores dotes de poeta, y del encuentro que Güicho Panza tuvo con el cura y el peluquero de su pueblo en la venta que no quería ver ni en pintura por la manteada que le habían pegado en ella
6. Los tuvo por un buen rato repitiendo la carta cada vez de una manera diferente, hasta que el cura se cansó y le dijo que más bien lo que deberían hacer era tratar de mirar cómo hacían para sacar a don Quijote de aquella inútil penitencia
7. Oyendo esto el avispón de Güicho Panza, se le abrieron las agallas ahí mismo, por lo cual le dijo al cura:
8. Cuando el cura les contó al ventero y a su mujer para qué necesitaban todos esos elementos, cayeron en la cuenta de que el loco que querían traer era el mismo del bálsamo y el amo del manteado escudero, por lo cual contaron al cura todo lo que con él les había pasado, haciendo quedar mal de paso a Güicho Panza
9. Al verlo, enseguida cayeron en la cuenta de quién se trataba, y como el cura ya tenía noticias de su desgracia, llegó ante él, que estaba cabizbajo y absorto, y le pidió de las mejores maneras que dejara esa vida, pues con eso empeoraba su desdicha
10. Ante estas palabras de Cardenio, el cura y el barbero, con lo curiosos que resultaron ser, más bien se sintieron animados y muy deseosos de saber toda la historia de su desgracia
11. Que cuenta el hallazgo que tuvieron los amigos de don Quijote, el cura y el barbero, de una despampanante labriega, también en la misma sierra
12. Mientras el cura decía esto, estaba la disfrazada moza embelesadísima mirándolos de pies a cabeza a todos, hasta que hubo acabado el cura, con lo cual, y después de un espacio de tiempo, rompió ella el silencio diciendo:
13. El cura enseguida aceptó su ofrecimiento y ordenó ponerse manos a la obra de una vez
14. Por esto, un poco aparte, el interesado de Güicho Panza le dijo al cura:
15. Diciendo esto don Quijote, preguntó al cura la causa que lo había traído por esos lares como tan solo
16. A lo cual contestó el cura:
17. Estando en esto, les llamó el cura para que esperaran un poco y se detuvieran en una fuentecita que allí estaba para satisfacer la sed y el hambre que todos traían, con el avío que él había acomodado en la venta
18. Echándole una ojeada la mayoría de los presentes al escrito, todos, hasta Güicho Panza, pidieron al cura lo leyera mientras hacían sueño
19. Comenzó el cura a leer la corta novela, la cual, en resumidas cuentas, trataba de un par de amigos ricos y reconocidos que vivían en la ciudad de Florencia, en la provincia de Toscana, Italia, llamados Anselmo y Lotario
20. El oidor, viendo que ya el cura había terminado el cuento, dando un gran suspiro y desgranándosele las lagrimas, le dijo:
21. Viendo, pues, el cura que su intención había cuajado, sin darle más largas al asunto, fue por Zoraida al camaranchón, y cogiendo a ésta de una mano y de la otra al cautivo arrancó hacia donde el oidor y los demás caballeros estaban, diciendo:
22. Ya para este momento, con lo curiosas que eran estas gentes, todos estaban pateándose del forcejeo de Luís con los criados de su padre, especialmente Cardenio, Fernando y sus camaradas, el oidor, el cura, el barbero y don Quijote, a quien ya le parecía entre otras cosas que no había necesidad de celar más el castillo
23. El cura, Cardenio y Fernando, entendiendo las intenciones de su amigo el barbero, confirmaron lo dicho por éste, a lo cual el barbero burlado decía que cómo era posible que tanta gente honrada pudiera afirmar que la bacía fuera un yelmo y que lo único que faltaba era que dijeran que la albarda era un jaez de caballo también
24. Pero el cura, que con el barbero había llegado al ver la conversación de don Quijote y los caminantes, como vio que le estaban como metiendo política a la cosa y para evitar que fuera descubierto su artificio, metió la cucharada diciéndole al canónigo:
25. El cura escuchó con gran atención la tracalada del canónigo en contra de los libros de caballería, con lo cual le pareció que era un hombre de sesos y que tenía razón en todo cuanto decía, pues le parecía que la gente, en vez de estar leyendo esas pendejadas, debería leer algo provechoso
26. A lo marcado por el canónigo contestó el cura diciéndole tener mucha razón en lo dicho y que en verdad eran dignos de increpación los autores de semejantes libros, sin tener en cuenta en ellos un buen discurso y unas buenas reglas de manejo de la prosa y el arte
27. Entre todo lo que dijo el cura, también dijo que otros autores, más conscientes y osados, representaban sus buenas comedias a su parecer, pero que, por esto, éstos luego eran perseguidos y castigados por representar cosas en deshonra de algunos linajes y en perjuicio del establecimiento, por lo cual era bueno se creara en la Corte un comité de clasificación para su representación, y así acabar con los bollos que se armaban, cosa que podría ser extensiva a los libros de caballería, con lo cual podrían salir algunos de ellos con las perfecciones que el canónigo decía
28. Pero menos mal que el cura amigo de don Quijote resultó conocido de uno de los clérigos que en la procesión venían, lo cual calmó los ánimos de los dos escuadrones a punto de enfrentarse, haciendo las paces
29. El cura, después de saludar al padre amigo de la romería, le contó rápidamente sobre don Quijote, y así él y toda la turba de los nazarenos fueron a ver qué pasaba con el pobre caballero y, cuando se acercaron, oyeron que Güicho Panza, quien se había tirado sobre don Quijote soltando el más doloroso y risible llanto del mundo creyendo que estaba muerto, de un modo que se hacía cada vez más linajudo en él, por la junta con don Quijote, decía:
30. Curarina: Jarabe medicinal, que según su recetario lo cura todo
31. Milos ofrecía el aspecto de quien se cura in promptu de un
32. bien podía pasar por cura
33. gabinete, aunque controlada por este cura gracias al volumen aplastante de las acciones al
34. Mientras pensaba esto, el eco del sermón del cura rebotaba en
35. se le pasaría, el tiempo todo lo cura, y al í estaría el a para consolarlo de tan enorme
36. Sin duda el cura había visto en su cara la amargura de la carga de conciencia que
37. El cura daba misa rezando a los cielos y la gente le pedía a la Candelaria que se llevara la peste
38. al cura y a toda su casta
39. El cura se dio prisa en acabar y al poco la caja salió a la calle donde unos hombres esperaban con el carro fúnebre dispuesto
40. Pero habías estado en lo alto, observando al imbécil del cura echar el agua que todo lo sana
41. generar emociones negativas en el observador y convertirse así en una "cura" para el cuerpo adicto al
42. Viendo que hacía indicaciones afirmativas conla cabeza, el cura se animaba, añadiendo con énfasis:
43. ¿Está usted dispuesta a ponerse bajo mi dirección y a hacer todolo que yo le mande?—propuso el cura con la hinchazón de vanidad que ledaba aquel papel sublime de lañador de almas cascadas
44. En fin, que sino acierta a pasar el coronel Goiri, que me quería mucho, y me coge a lafuerza y me arranca de allí y me lleva a mi casa, aquella tarde sale elredaño de un cura a ver la puesta del sol
45. Más tardecelebraba don Hildebrando, cura francés de los de babero, el cual era locontrario que Pintado, pues estiraba la misa hasta lo increíble
46. A la hora de comer, Maximiliano habló del caso, describiendo la cura yhaciendo augurios poco lisonjeros sobre la suerte de la enferma
47. Refirió entonces Maxi un pasaje curiosísimo y reciente de la historia dela tal Mauricia, que había sido contado aquella misma tarde, después dela cura, por el Sr
48. Y siguió su exhortación el cura, diciendo para sí: «Trabajo perdido
49. La maestra y el cura se pusieron a rezar en voz alta
50. Desde aquel punto y ocasión, señor Cura, se90encendió en mí un fuego de amor tan vivo
