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    Use "guapa" in a sentence

    guapa example sentences

    guapa


    1. era una mujer inteligente, guapa y sexi, y ya empezaba a tener una edad en la que le


    2. —agrególa señora examinando más las facciones del chico—, bien se le conoce eneste espejo que es guapa


    3. Se puso tan guapa al hacer esta declaración, que Rubín la miró muchoantes de decir:


    4. bicho viviente, «el Macedonio con la más guapa de lashijas de


    5. quéguapa estaba, pero qué guapa! No recuerdo si en el libro


    6. en fin, porlo guapa y por lo mareante que eres,


    7. tan guapa, no tenía con qué pagar el cuarto,era criminal poner en


    8. Pero lo que es guapa


    9. guapa, de tan buen fondo


    10. guapa: siempre estabatrabajando con almohadillas, encajes y

    11. ¡Qué guapa estaba con


    12. Fadriquehallaba disparatado y hasta absurdo enseñar las matemáticas á unasobrina tan guapa, tan alegre y graciosa; y, por el contrario, si setrataba de flores, Lucía quería que le explicase su tío lo que era lavida y lo que era el organismo, y aquí el Comendador hallaba que nohabía ciencia que respondiese á las matemáticas y que explicase algo


    13. Por supuesto queCarlota, por lo guapa y bonachona, merecía un


    14. hacíainvoluntariamente que las deseara el Vizconde, porque estaba más guapa ymás interesante


    15. guapa ir a la función de iglesia el día de SantoDomingo? Porque tú, mamá, irás con tu mantilla


    16. estaba guapa, apesar de los ocho vástagos que había tenido, se sintió en el fondo delalma,


    17. guapa; en lo mejor de su edad, bien cuidada,alimentada y vestida


    18. —(Con admiración) ¡Pero qué guapa estás, o


    19. ¡Es tan guapa, tan


    20. deuna cómica muy guapa, de la que hablaron mucho los papeles: ¡ya hamuerto la

    21. noestuviera bien guapa, que en realidad había echado el resto aquel día


    22. de laCastañalera tan guapa y tan donosa en realidad como el


    23. —¡Eso; y que es más guapa que la virgen del Carmen!


    24. corroboración de esto, puedo decir quetardé más de dos años en distinguir la fea de la guapa; hoy ¡ah!


    25. —Gracias, Lavinia, guapa —dijo Smithback con una animación que estaba lejos de sentir


    26. —Pues mira, guapa —ya mosqueado vivo—: si tienes en ese bolso horroroso un poco de espuma de afeitar y unas cuchillas, lo mismo me hago las piernas


    27. Joaquina era muy guapa, tenía el pelo liso, los ojos negros, y grande la boca


    28. –¡Vanna! Cada día estás más guapa


    29. Supo que adelgazó pero siguió estando guapa, y supo que aunque era guapa andaba siempre tan malcarada que parecía fea, que terminó en la academia y entró de aprendiza en una peluquería, que la dejó, que se colocó en otra, que la dejó, que empezó en una tercera, que la dejó, que se corrió la voz de que era problemática con las jefas y desagradable con las clientas, que se dedicó a peinar por las casas, que conoció a un chico, que se casó con él, que sus padres murieron, que emigraron a Francia, que regresaron, que tuvo una hija con problemas de obesidad, que montó un gabinete de estética en su casa, que se comentaba que no era especialmente buena pero era barata, que dedicaba las mañanas a las tareas del hogar y las tardes a las clientas, que tenía el carné de la biblioteca y sacaba dos libros al mes, que los lunes hacía la compra de la semana, que los viernes repetía la operación para los días de fiesta, que era metódica, rutinaria, que algunas veces parecía triste pero que en general seguía teniendo pinta de estar enfadada, que cuando paseaba con su marido él nunca conseguía pasarle el brazo por los hombros porque ella se lo apartaba con un gesto, que cuando salía con su hija, la niña no le dejaba que la cogiera de la mano y prefería agarrar la de su padre, que no se llevaba bien con casi nadie, que anduvo metida en jaleos con unos vecinos a los que reprochaba que pusieran la música demasiado alta y que a su vez la acusaban de echarles lejía en la ropa del tendedero


    30. – ¡Exigimos admisión! – gritó el más joven de los intrusos, dando un codazo en la garganta a una secretaria guapa Y joven

    31. El que quiera mujer guapa


    32. Antes de que la iniciara, sin embargo, había ocurrido otra cosa, y es que Suárez había conocido en Ávila a Amparo Illana, una joven guapa, rica y con clase de la que se enamoró inmediatamente y con la que aún tardaría cuatro años en contraer matrimonio; por entonces estaba a punto de marcharse a Madrid con una mano en cada bolsillo, y el primer día en que visitó la casa de su futura mujer el padre de ésta -coronel jurídico y tesorero de la Asociación de Prensa de Madrid-le interrogó sobre su forma de ganarse la vida


    33. Es una lástima que la señora Rosa no fuera guapa, pues estaba dotada para eso y hubiera resultado estupenda


    34. La muchacha más guapa del colegio comenzó a salir con él


    35. Pulso el botón de llamada del ascensor y le cruzo los dedos a la guapa anciana al tiempo que la saludo en voz muy alta


    36. Annie era una muchacha guapa y pizpireta


    37. No es verdaderamente guapa, no es nada inteligente, pero tiene una condición muy característica y sobresaliente: es capaz de traer complicaciones


    38. Ella es una mujer guapa que se casó con un hombre muy viejo por su dinero, y Brown es un escrupuloso neurótico


    39. Estaba muy guapa así, sentada en el lecho, con el rostro encendido y los dedos crispados en la sábana


    40. ¡Su prima, que a ella ni siquiera le parece guapa! Pero a los ojos de Seton es «distinta»

    41. Pero estarías muchísimo más guapa si te depilaras las cejas


    42. Conozco bien a Albert, y sé que habrá intentado algo, con lo guapa que te has puesto


    43. Cuando un cajero pide monedas pequeñas, dijo el niño, quiere decir que hay una mujer guapa en la cola y que todo el mundo tiene que ir a mirarla


    44. Me limité a asentir con la cabeza, ella descolgó el teléfono, pidió dos cafés con leche, ¿toma azúcar, verdad?, sí, gracias, y agua mineral para los dos, y empezó a hablar, ya sé que resulta muy duro prestar atención a los aspectos materiales después de la desaparición de un ser querido, dijo, pero su padre era cliente de este banco y nuestro compromiso, nuestra obligación, es velar por sus intereses tanto ahora como antes, era guapa, mucho más guapa de lo que me había parecido cuando la vi en el cementerio, mi sobrino Guille se había dado cuenta, yo no, por eso nos hemos puesto en contacto con ustedes, para informarles en primer lugar de la situación de los fondos que su padre suscribió a través de nuestra entidad y cuyos intereses arrojan en la actualidad un saldo digno de que sus herederos lo tengan en cuenta, había que mirarla de cerca y mirarla dos veces antes de descubrirla, era mucho más guapa de lo que parecía, una belleza secreta, enigmática en su modestia, porque no había nada específicamente hermoso en su rostro salvo su propio rostro, la sorprendente armonía que integraba unos ojos dulces, pero corrientes, una nariz pequeña, pero corriente, una boca bien dibujada, pero corriente, una barbilla regular, pero corriente, y una piel sonrosada y tersa, aterciopelada como la de un melocotón poco común, en un conjunto admirable, tan bello que se escondía de las miradas accidentales, de los ojos que no lo merecían, supongo que ustedes, es decir, su madre, sus hermanos y usted mismo, son los herederos de su padre, y en ese caso, es a ustedes a quienes corresponde decidir el destino de los fondos, ahora bien, antes debo informarle de que la inversión a la que nos estamos refiriendo goza de un estatuto fiscal privilegiado, cuyas ventajas cesarían en el instante en que ustedes optaran por recuperar el capital, ella controlaba la situación, yo no, y su ventaja crecía por segundos a caballo de aquel discurso elaborado con sabiduría y perfeccionado ante muchos otros herederos que, a juzgar por la creciente confianza que transmitía su voz, habrían capitulado antes que yo, ella no sabía que yo era el hijo equivocado, el hermano que nunca tomaría la decisión definitiva, pero se comportaba como si tampoco quisiera tener en cuenta que era además su único testigo, el único que la había visto, que podría recordarla después, entonces llamaron a la puerta y entró un camarero con los cafés y el agua, dejó la bandeja sobre la mesa, se marchó, y me encontré haciendo un chiste en voz alta, menos mal que no los ha traído Mariví, ella sonrió, tenía los dientes de arriba separados en el centro, igual que mi madre, ya estaba muerto de miedo, añadí, y se echó a reír, y estaba aún más guapa cuando se reía, y me sentí satisfecho, casi orgulloso de haber provocado su risa, antes de preguntarme a qué estaba jugando, qué me estaba pasando, era todo tan raro, ¿quién eres?, recordé, ¿por qué me has llamado?, ¿por qué viniste al entierro de mi padre?, ¿qué hago yo aquí?, en fin, ella prosiguió en el tono dulce y preciso de una mujer de negocios que está acostumbrada a que sus clientes intenten ligar con ella y a quitárselos de encima con eficacia, ésa es la razón de que me haya puesto en contacto con ustedes, comprendo por supuesto que es un asunto delicado y que en estos momentos quizás no se encuentren con el mejor ánimo para tomar una decisión de esta naturaleza, pero no se apuren, no corre tanta prisa, sólo les pediría, por su propio interés, que lo tengan en cuenta


    45. Eso fue lo que sentí mientras la miraba, tan guapa, tan serena, tan profesional, tan desprevenida, y ni siquiera me di cuenta de lo que me estaba pasando, no advertí la intensidad, la turbiedad del instinto que acababa de estrenar, no fui capaz de interpretarlo y se me olvidó armarme hasta las cejas


    46. No era un señor, ¿sabes, mamá?, dije, mientras ponía la carpeta verde en sus manos, sino una chica, muy simpática y bastante guapa, por cierto, y además me lo ha explicado todo muy bien, pero ya lo tienes aquí, resumido


    47. Aquel calor no era más que un pálido reflejo del incendio que acababa de desatarse en mi interior, una catástrofe fulgurante, instantánea, donde el pudor atizaba a la excitación y era a su vez implacablemente alimentado por ella, para que yo pudiera escuchar el crujido de las ramas que se desgajaban de los árboles, el chisporroteo de las cortezas resinosas, el susurro de las púas en llamas, y oler el fuego, verlo avanzar por las laderas de un monte imaginario, que era yo y estaba ardiendo de una culpa inocente, que no había hecho nada para merecer, y de una vergüenza infinita que sin embargo no era capaz de apagar todos los focos, siéntese, por favor, perdóneme, no le he ofrecido nada, ¿quiere tomar un café?, y Raquel Fernández Perea, que era mucho más guapa de lo que parecía, encendiendo la última vela antes de zambullirse desnuda en el agua con su cuerpo de treinta y cinco años y su piel de melocotón, esas piernas tan bonitas y las caderas levemente más anchas de lo que parecía exigir la estrechez de su cintura, para que mí padre la rodeara con sus brazos mientras pensaba que su hijo Álvaro era un gilipollas que no tenía ni idea de lo que era horrible, ni cursi, ni hortera en este mundo


    48. Ahora no tenía tiempo para arreglarse y salía de casa vestida de cualquier manera, todas las tardes se olvidaba de pintarse los labios, nunca se había preocupado menos de su aspecto, y sin embargo, aunque antes no lo era, cada día estaba más guapa, y cada día más joven, más fuerte


    49. —No sé, eres demasiado guapa para estar todo el día sola en la calle


    50. Sube, eso bastaba, y yo subía, y allí estaba ella, Raquel Fernández Perea, una chica lista de belleza secreta, enigmática, una mujer tan guapa que había que mirarla dos veces, y mirarla despacio, para verla del todo, para apreciar con precisión el problema de sus caderas, que parecían exceder ligeramente la proporción que exigía la estrechez de su cintura y sin embargo proclamaban con vehemencia la perfección de su cuerpo, su piel aterciopelada como la de un melocotón poco común












































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    guapa in English

    beauty belle